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De botella, del grifo, filtrada… ¿Cuál es la mejor agua que podemos beber en casa?

Según la bióloga experta en nutrición Mariana Aróstegui, el agua filtrada es la que más garantía de calidad nos ofrece

A la hora de escoger qué agua tenemos que beber en casa, hay que tener en cuenta varios factores: gusto, calidad, mineralización, contenido otras partículas, sodio, etcétera. Dependiendo de varios factores, necesitamos beber entre 6 y 12 vasos de agua en el día.

Ahora bien, no todo el mundo tiene claro si es mejor beber agua del grifo o agua mineral envasada, y por eso la bióloga y nutricionista Mariana Aróstegui lo explica en su primer libro, Cuida tus bacterias prehistóricas, publicado por Martínez Roca hace pocas semanas.

El agua envasada

Muchas personas optan para beber agua embotellada porque tienen más sensación de seguridad, pero la experta asegura que esta agua, a diferencia de lo que pueda parecer, contiene una gran cantidad de microplásticos, tal y como han confirmado varios estudios. Son partículas derivadas de residuos plásticos humanos que se van acumulando en el organismo y que desconocemos qué efectos pueden tener en la salud a largo plazo.

Además de la autora, desde la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), añaden que el agua envasada es cara. Para producirla se consume mucha energía y es una fuente de contaminación. “La fabricación y transporte de los envases y el posterior tratamiento de los residuos (que nunca es completo) tienen un impacto ambiental elevado”, apuntan desde la OCU, y por eso apuestan por el consumo de agua de grifo.

En cuanto a las propiedades nutricionales, el dietista nutricionista Joan Carles Montero lo tiene claro: es una cuestión de gustos, porque “las dos, el agua del grifo y el agua envasada, tienen las mismas propiedades saludables”.

De todas maneras, la doctora Magda Carlas, también nutricionista, deja clara una diferencia importante entre el agua del grifo y la embotellada: una tiene etiqueta con la composición y la otra no.

El agua en botella de plástico contiene más microplásticos que la del grifo

Esta ventaja del agua envasada es especialmente importante para aquellas personas con necesidades nutricionales especiales. Por ejemplo, los hipertensos tendrían que buscar una agua baja en sodio, las mujeres en la menopausia se beneficiarían de agua rica en calcio y a los que tienen enfermedades renales o a los bebés se los tendría que dar agua de mineralización débil.

¿Qué pasa con el agua del grifo?

Aróstegui es más recelosa. Por ella, en un mundo perfecto, lo ideal sería beber siempre el agua del grifo: “Pero vivimos en un mundo tóxico. Y quien no lo quiera ver, pues que no lo vea, pero producimos millones de productos tóxicos constantemente, y esto está presente en nuestra agua”.

En cambio, la subdirectora general de Seguridad Alimentaria y Protección de la Salud de la Generalitat, Carme Chacón, explicó a Rac1.cat que “el agua del grifo es segura y la desinfección ha sido uno de los adelantos más importantes para garantizar la salud pública”.

No beber agua del grifo solo sería recomendable, según Chacón, cuando hay “episodios con algún nivel desviado sobre su normalidad. En estos casos, hay establecidos unos protocolos de información en la población”.

Sea cual sea el nivel de seguridad del agua que bebemos, la conclusión que saca Aróstegui, aun así, es que el agua del grifo tendría mucha menos toxicidad si se pudiera limpiar o filtrar. Con la ayuda de una jarra con filtro, por ejemplo, se puede reducir bastante la toxicidad del agua. “Los metales pesados y los pesticidas –o agrotóxicos– se pueden filtrar al subsuelo y llegar perfectamente al agua que bebemos”, sostiene el especialista.

La mejor opción, según Aróstegui

A raíz de todo lo que comenta, Aróstegui considera que la mejor opción de cara al agua de grifo es la filtrada: “No hacemos que ninguna industria gaste energía ni transporte botellas por todo el mundo –que esto genera contaminación–, ni nos estamos bebiendo el agua sucia”. Cuando la autora dice sucia, se refiere a los elementos y micropartículas tóxicas que puede contener el agua que bebemos, y por eso recomienda el filtrado.

La experta habla de los métodos más comunes de filtrado del agua a los hogares, como son los filtros de carbón activo y la ósmosis inversa. “El sistema de filtro ideal”, dice, “será aquel que se adapte a tus necesidades particulares, y por eso también es importante entender la composición del agua corriente de tu casa, así como las partículas que hay que eliminar, y estos análisis las hacen empresas especializadas”.

Para empezar, sin embargo, Aróstegui recomienda que como mínimo tengamos una jarra filtradora o un filtro de grifo, puesto que esto eliminará buena parte de las partículas potencialmente perjudiciales.

¿Qué es la arenilla que dejan las jarras en el primer filtrado?

Mariana Aróstegui nos tranquiliza y nos explica que las partículas que caen del filtro cuando lo estrenamos son de carbón activo. No es tóxico. De hecho, añade que “incluso existen suplementos de carbón activo, que se usan mucho para detoxificar». La experta comenta que «es un agente que se une a metales y a determinadas sustancias y hace que los podamos arrastrar por el intestino y expulsarlos. No pasa nada por ingerirlo en cantidades mínimas”.

La bióloga también defiende que se fabriquen jarras filtradoras de vidrio en lugar de las típicas de plástico, “porque entonces ya volvemos a entrar en los famosos microplásticos”.

Fuente: La Vanguardia y Rac1

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